3.4. APORTACIONES DE LA TEORÍA CONDUCTISTA AL TRABAJO EDUCATIVO.
El conductismo,
aplicado a los animales y al hombre, se basa en la conducta que puede ser
objeto de observación, y no en el proceso mental, que sin desconocer su
existencia, es inobservable, y por lo tanto su evaluación no científica. A todo
estímulo le sigue una respuesta, por lo cual se podrán obtener las conductas
deseables si se emplean sobre el individuo, los estímulos adecuados.
Aplicado a
la educación, el conductismo, que tuvo gran auge y permanencia en el sistema
educativo, hasta el desarrollo del cognitivismo, que se centra en los procesos internos
del sujeto cognoscente y su estructura mental, significó adiestrar, más que
educar a los niños, de igual modo como se procede con los animales, asignándole
un premio cuando la conducta era la deseada, y un castigo en caso contrario.
Quien
aprende, para Watson, es aquel que logra modificar su conducta, y esto al ser
observable, puede medirse. El maestro es quien presenta los estímulos y los
reforzamientos.
Si bien
hoy es altamente criticado por la Pedagogía
moderna, pues el alumno no se considera
que aprende cuando simplemente genera una respuesta a un estímulo, sino que el
nuevo conocimiento ya sea conceptual, procedimental o actitudinal, debe
integrarse a la estructura cognitiva, tampoco debemos decir que esta teoría sea
un disparate.
En ciertas
ocasiones me ha ayudado a resolver problemas de conducta en mi experiencia
personal. Recuerdo un día en que la situación se me había escapado de las
manos, y los alumnos no se sentaban, caminaban por el salón de clases,
conversaban, jugaban entre ellos, y a pesar de que intentaba explicarles que
así era imposible que aprendieran, no lograba mi cometido, pues en sus planes
no parecía estar el escucharme.
Fue allí
donde me acordé de Watson, y en un tono suficientemente audible, les dije que
si no se sentaban tendrían un aplazo en la materia. La respuesta a mi promesa
de castigo fue inmediata y se sentaron. Allí, cuando se recobró la calma puede
darles la explicación y el motivo justificado de mi pedido, que en el desorden
no era escuchado.
Puede, por
lo tanto ser un complemento muy válido del cognitivismo. Otro tanto sucede con
las calificaciones, o con pasar lista para determinar el ausentismo. Es muy
difícil que se logre que el alumno concurra a clases por el placer de aprender.
Si las
materias no fueran calificadas o no se pasara lista, seguramente los alumnos
estudiarían menos, y crecería el ausentismo, pues son respuestas humanas.
¿Acaso iría una persona a su trabajo si le dijeran que vaya o no vaya cobrará o
no cobrará su salario?
En
Argentina se incorporó una asignatura, en la escuela secundaria básica, que
trató de desvirtuar totalmente al conductismo. Su nombre es “Construcción de la
Ciudadanía” y el contenido es elegido según el interés de los alumnos, y no es
calificable a fines de promocionarla. Es una materia que causa grandes
problemas, pues muchos alumnos no encuentran la motivación suficiente, a pesar
de los grandes esfuerzos que me consta realizan los docentes, pues se los
escucha decir “para qué me voy a esforzar en esta materia si igual la apruebo”.
Se está evaluando actualmente incorporarle una calificación, lo que demostraría
que en ciertos casos, al menos por ahora, el conductismo no puede descartarse
totalmente.
Por lo
tanto, sin dejar de reconocer el mérito de poner la atención en los procesos
internos de la mente, tampoco se deben despreciar los aportes conductistas,
aunque deben ser usados con cuidado, para que las conductas humanas sean el
resultado de una reflexión interna y crítica, y no una simple respuesta a
estímulos.
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