2. SIGMUND FREUD Y EL PSICOANÁLISIS.
El Psicoanálisis es una práctica terapéutica fundada por el neurólogo
vienés Sigmund Freud alrededor
de 1896. A partir del psicoanálisis se han desarrollado posteriormente diversas
escuelas de psicología profunda
o de orientación dinámica y analítica. Asimismo, la teoría ha influido sobre
muchos otros psicólogos y escuelas psicológicas y terapéuticas.
El Psicoanálisis surgió
a partir de una teoría propia elaborada por Sigmund Freud acerca de la
histeria.
La primera obra de Freud sobre el Psicoanálisis la desarrolló junto
con Joseph Breuer, con
quien había empezado a trabajar con un método al que llamaron catarsis. Dicho método consistía en
hacer retroceder a la paciente mediante hipnosis al momento en que había
sufrido la experiencia traumática que originaba su enfermedad. Encontraron que
cuando las pacientes podían recordar aquellos traumas, sus síntomas remitían en
gran medida. Poco a poco, Freud se
fue dando cuenta de que la hipnosis no era necesaria en el tratamiento.
En efecto, las pacientes podían rememorar los hechos de su pasado sin necesidad
de ser hipnotizadas. Además, muchas pacientes no eran susceptibles a la hipnosis, y en cualquier caso, la
colaboración de un paciente consciente siempre es mayor que la de uno que se
encuentra en algún tipo de trance. A partir de entonces, Freud empezó a
utilizar el método de las presiones. Dejaba hablar a su paciente y cuando ésta
se quedaba callada, presionaba su frente con la mano y le hacía decir la
primera idea que le viniese a la mente.
La evolución de la metodología empleada por Freud en su consulta fue uno
de los pilares en que se asentó la técnica del Psicoanálisis. El otro lo
constituye la interpretación de
los sueños, tal como se expone en su libro de 1900. Freud empezó a
interpretar los sueños de sus pacientes porque pensaba que éstos reflejaban,
sin las restricciones del mundo real, las ideas inconscientes. La
interpretación de los sueños le sirvió además para poder llevar a cabo su
auto análisis. Por las mañanas anotaba lo que recordaba de sus propios sueños y
posteriormente lo analizaba. Esto evitaba el mayor problema del autoanálisis,
es decir, interpretar las ideas a la vez que se producen. Los sueños contenían
para Freud una simbología que variaba en gran medida de unos individuos a
otros. No obstante, hay algunos símbolos que él consideraba prácticamente
universales. Por ejemplo, los objetos alargados suelen representar el pene, mientras que los objetos
cerrados representan los genitales
femeninos.
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