3.1.3. PRAGMATISMO.
El pragmatismo valora la insistencia en las consecuencias como manera de
caracterizar la verdad o significado de las cosas. El pragmatismo se opone a la
visión de que los conceptos humanos y el intelecto representan el significado
real de las cosas, y por lo tanto se contrapone a las escuelas filosóficas del formalismo y el racionalismo. También el pragmatismo sostiene que solo en el
debate entre organismos dotados de inteligencia y con el ambiente que los rodea es donde las
teorías y datos adquieren su significado. Rechaza la existencia de verdades absolutas, las
ideas son provisionales y están sujetas al cambio, a la luz de la investigación
futura.
El pragmatismo, como corriente filosófica, se divide e interpreta de
muchas formas, lo que ha dado lugar a ideas opuestas entre sí que dicen
pertenecer a la idea original de lo que es el pragmatismo. Un ejemplo de esto
es la noción de practicidad: determinados pragmáticos se oponen a la
practicidad y otros interpretan que la practicidad deriva del pragmatismo. Esta
división surge de las nociones elementales del término pragmatismo y
su utilización. Básicamente se puede decir que, ya que el pragmatismo se basa
en establecer un significado a las cosas a través de las consecuencias, se basa
en juicios a posterioridad y evita todo prejuicio. Lo que se considere práctico
o no, depende del considerar la relación entre utilidad y practicidad.
Una mala comprensión del pragmatismo da lugar a generar prejuicios
cuando es todo lo contrario. En política se suele hablar de pragmatismo cuando en verdad
el pragmatismo político se basa en prejuicios y apenas observa las
consecuencias que no encajen con los prejuicios de base, que es muchas veces lo
opuesto al sentido original del pragmatismo filosófico.
Para los pragmatistas, la verdad y la bondad deben ser medidas de
acuerdo con el éxito que tengan en la práctica. En otras palabras, el
pragmatismo se basa en la utilidad, siendo la utilidad la base de
todo significado.
Además hay otro autor del pragmatismo que se llama George H. Mead que introduce dos
Conceptos a esta corriente
filosófica:
"Self" (si mismo"): la capacidad que tiene uno mismo de
verse desde fuera, de hacernos una idea de como nosotros actuamos o que efectos
podemos repercutir por encima de otras personas. El proceso de construcción del
"Self" sería: primero nos imaginamos como somos delante de los otros,
después que opinión creemos que tienen los demás de nosotros. Y por último el
desarrollo de un sentimiento de nuestra persona.
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